You know…

I never say it, but every time you smile at me when I walk in, I feel it.

That spark.

That quiet little thing that makes me happy just to stand here and see you happy to see me.

Time always runs too fast when we’re together.

It’s like the clock is laughing at us, telling me it’s already late… but I just want a little more.

A little more of us.

We never make promises.

And maybe that’s the best part.

We just share what we can.

A morning coffee. A walk. That way you look at me when I say something silly.

And even when we say nothing, it still feels full.

Because being here with you is already enough.

I think about you more than you know.

I even plan trips in my head — just us.

Little moments I imagine a thousand times:

The tickets.

The laughter.

The sun.

You surfing at sunrise while I stand there with my camera, catching every wave, every smile.

Evenings where we sit together, working on Emma, your little bag business idea, tossing sketches and names around like we already own the future.

And somewhere in between all of it, a little kiss on your cheek when you’re not expecting it.

That kiss plays in my mind more times than I can count.

And now you have other plans.

Another trip — this time, without me.

And that’s okay.

Sometimes I wish you were more here, more present — but everyone is different, and I respect that.

And honestly? I’m happy for you.

Happy to see you glow.

Happy to see you grow.

Happy to see you out there, living your story.

Because how lucky am I to be, even just a little, part of it.

You make me feel light.

You make me feel wanted.

You make me feel like I belong somewhere — even if just for a while.

And that’s not something I’ll ever forget.

So go.

Take your trip.

Live your moments.

And know that here, quietly, there’s someone smiling just knowing you’re out there being you.

Even if you aren’t mine.

Even if I’m not yours.

For a little while, we share something only we understand.

And for me, that’s enough.

I’ll always be happy for you.

And maybe, one day — if you let me — I’ll still owe you that little kiss…

or maybe you’ll be the one to offer yours.

No Eres Mío — Pero Me Haces Sentir Que Pertenezco

¿Sabes…?

Nunca te lo digo, pero cada vez que me sonríes al verme llegar, lo siento.

Esa chispa.

Esa cosa callada que me hace feliz solo por estar aquí y verte feliz de verme.

El tiempo siempre corre demasiado rápido cuando estamos juntos.

Es como si el reloj se burlara de nosotros, diciéndome que ya es hora de dormir… pero yo solo quiero un poco más.

Un poco más de nosotros.

Nunca nos prometemos nada.

Y quizás eso es lo mejor.

Simplemente compartimos lo que hay.

Un café por la mañana. Un paseo. Esa forma en la que me miras cuando digo algo tonto.

Y aunque no digamos nada, siempre se siente lleno.

Porque estar aquí contigo ya es suficiente.

Pienso en ti más de lo que imaginas.

Incluso planeo viajes en mi cabeza — solo tú y yo.

Pequeños momentos que imagino mil veces:

Los billetes.

Las risas.

El sol.

Tú surfeando al amanecer mientras yo, cámara en mano, capturo cada ola, cada sonrisa.

Las tardes, sentados, soñando juntos con Emma, esa pequeña idea de negocio de bolsos, dibujando bocetos, pensando nombres como si ya tuviéramos el futuro comprado.

Y entre todo eso, un pequeño beso en tu mejilla cuando no lo esperas.

Ese beso se repite en mi mente más veces de las que puedo contar.

Y ahora tienes otros planes.

Otro viaje — esta vez, sin mí.

Y está bien.

A veces echo de menos que estés más aquí, más presente — pero cada uno es como es, y yo respeto eso.

Y, sinceramente, soy feliz por ti.

Feliz de verte brillar.

Feliz de verte crecer.

Feliz de verte ahí, viviendo tu historia.

Porque qué suerte la mía de ser, aunque sea un poquito, parte de ella.

Me haces sentir ligera.

Me haces sentir deseada.

Me haces sentir que pertenezco a algún lugar — aunque solo sea por un rato.

Y eso no se olvida.

Así que ve.

Haz tu viaje.

Vive tus momentos.

Y recuerda que aquí, en silencio, hay alguien que sonríe solo por saber que tú estás allá siendo tú.

Aunque no seas mío.

Aunque yo no sea tuya.

Por un rato, somos.

Y para mí, eso basta.

Siempre soy feliz por ti.

Y un día — si tú quieres — todavía te debo ese pequeño beso…

o quizás tú me ofrezcas el tuyo.